Trajes típicos, música de flauta y tamboril, acompañando los cánticos de las mujeres a la Virgen de los Remedios, patrona de la Maragatería. Luyego se puso sus mejores galas, las tradicionales, para celebrar a la Maragatina, como también se conoce a esta advocación mariana, una talla de mediados del siglo XVII, en una mañana con sol y templada que animó a muchos a acercarse hasta la localidad.

El santuario se llenó de velas en ofrenda a la patrona —quién no tiene asunto que no precise un arreglo y más en estos tiempos de crisis—, en especial al inicio de la procesión y en la misa que siguió a esta.

El cortejo lo encabeza el ramo, mientrasque varios arcos florales, portados por mujeres, cobijan a la imagen cuando abandona el templo y en su regreso, como si de la policromía que adorna la iglesia se tratara. Otros cestos de flores que portan los niños adornan la comitiva. Tras la misa mayor, se canta el ramo y la salve maragata y, posteriormente, tras el santuario, baile maragato para alegrar la jornada.

Aún quedan forasteros que, como tiempo atrás, cuan do el uso del automóvil no estaba generalizado, comen de campo para aprovechar la jornada, pero cada vez son menos. Sin embargo, no se pierde la visita a los puestos de un mercadillo que, en principio, ofrecían los productos de temporada —comprar unas avellanas o perdones es tradicional—. Ayer hubo más puestos que otros años y, entre los más concurridos figuraban los de antigüedades.

La fiesta continuó hasta que, a media tarde, las nubes descargaron sobre la localidad. La lluvia fue la señal para comenzar a desmontar los puestos y dar por terminada la jornada.

Maragatería

Rendidos a los pies de la patrona

Rendidos a los pies de la patrona

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