Patrimonio arquitectónico románico provincial

 

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Jueves, 19 de Noviembre de 2020

Fundación Santa María la Real

El románico al sureste de León 2. Iglesia de San Félix de Cea, en Sahelices del Río

Texto: AMMT 
Planos: JMFA 
Fotos: PLHH / Sahagún Digital 
Bibliografía: Aldea, Q.; Marín, T. y Vives; Enríquez de Salamanca, C.; Gómez Moreno, M.; Herráez Ortega, MV.; Martínez Díez, G.; Mínguez Fernández, JM.; Sáinz Sáiz, J.; Valdés Fernández, M. 
Arenillas, Gordaliza, Renedo, Sahelices del Río, Sahagún, San Pedro de las Dueñas… la herencia románica al sureste de León se ha hecho hueco en la mayor base de datos online sobre este arte, con más de 9.000 testimonios en la Península Ibérica, gracias a la Fundación Santa María la Real con la colaboración de Fundación Telefónica. Un auténtico proyecto cultural que ha implicado a más de 2.000 investigadores a lo largo de casi cuatro décadas de trabajo de estudio, catalogación y digitalización.
Bajo el lema ‘Todo el románico a tu alcance’, la Fundación Santa María la Real ha presentado estos días la nueva versión de su portal ‘Románico Digital’, una herramienta que, por primera vez en su historia, incluye todos los testimonios de este estilo en España y se convierte en “la mayor base de datos online sobre arte románico de nuestro país”. La renovación del sitio web se ha llevado a cabo gracias al apoyo y la colaboración de Fundación Telefónica.
Tras dejar atrás Renedo de Valderaduey, sigue la ruta hasta Sahelices para descubrir, gracias a la Fundación Santa María la Real, las joyas del románico al sureste de León…

Capítulo 2. Sahelices del Río 

A 15 kilómetros al norte de Sahagún se encuentra la pequeña localidad de Sahelices del Río. La zona en la que se enclava fue repoblada en tiempos de Alfonso III e integrada en la Diócesis de León. Poco tiempo después pasó a formar parte del Condado de Cea. La primera referencia documental data del año 904, momento en que el citado monarca donó al Monasterio de Sahagún el de Sancti Felicis, localizado en Sahelices del Río. Al año siguiente vuelve a figurar en una relación de iglesias que el mismo rey entregó a la casa de Sahagún: “Sancti Felicis que est super ripam Zeia subtus Autarium Mauriscum”. Es posible que este cenobio hubiese sido fundado en la centuria anterior pues entre las propiedades que tenía en esos momentos figuraban “suis antiquis productilibus aquis aquarum” que parecen indicio de una mayor antigüedad. Su nombre se repite en otros documentos del siglo X, pero a veces no es fácil distinguirlo del monasterio de la misma advocación situado en Sahelices de Mayorga, también dependiente de Sahagún. Esta vinculación se mantuvo a lo largo de los siglos siguientes y a mediados del XIV el libro Becerro de las Behetrías recoge que Sant Felizes formaba parte de la merindad de Saldaña y que era un abadengo perteneciente al abad de Sant Fagunt.

Iglesia de San Félix del Cea 

La iglesia parroquial, que mantiene la advocación de San Félix, aparece integrada en pleno casco urbano, rodeada de viviendas excepto por su costado oeste en donde se encuentra el cementerio de la localidad. La ausencia de canteras en esta comarca leonesa condicionó el uso de los materiales constructivos, sustituyéndose en muchos casos la piedra por el tapial y el ladrillo –en la actualidad recubierto totalmente al interior por yeso y cal–, este último aparejado a soga. No obstante, también encontramos mampostería, concretamente en el basamento del ábside.
Planimétricamente, el templo –definido por algún que otro estudioso, como “pequeño y de carácter indefinido”– responde a una tipología basilical, con tres naves, pero con un único ábside. Las primeras aparecen divididas en cuatro tramos, cubiertos con bóvedas de aristas las laterales y de lunetos la central, y con arcos fajones que apean en pilastras laterales en los muros norte y sur del templo. Naves (la central con un tramo más a los pies destinado a coro) que aparecen separadas entre sí por pilares de sección cuadrada sobre los que apean arcos de medio punto. A esta compartimentación del aula debemos añadir la particularidad de sendas capillas cuadradas abiertas en sus extremos norte y sur que se cubren con bóveda de arista.

Por su parte, la cabecera, que aparece abierta a la nave central mediante un arco triunfal de medio punto peraltado sobre impostas de nacelas, se cubre con bóveda de cuarto de esfera en el hemiciclo, mientras que el tramo recto presbiterial lo hace con una bóveda vaída de ojivas (de sección rectangular) sobre pilares irregulares de gran potencia, puesto que sobre ellos descansara la torre. En el muro sur se dispone la sacristía, cubierta con bóveda de crucería.
Como ya hemos indicado sobre este tramo recto –como ocurre en San Tirso de Villahibiera, San Tirso y San Lorenzo de Sahagún, San Pedro de las Dueñas, etc.– se alza una torre más moderna (que posiblemente sustituya a una anterior) a la que se accede por un husillo circular. De planta cuadrada, está construida en piedra y ladrillo y se compone de un único cuerpo con doble vano de medio punto en cada uno de sus lados. En opinión de Valdés Fernández son razones económicas las que aconsejan la ubicación de la torre en esta zona del templo puesto que de esta forma se aprovecha el mayor grosor de los muros.
Puesto que el interior del tambor absidal se encuentra oculto por un retablo, tenemos que recurrir a Manuel Gómez-Moreno para hacernos una idea de la articulación de sus muros: “…sus tres ventanales rodéanse de molduras a facetas, cornisas arriba y abajo, y también una hilera de oquedades curvas como tema decorativo inusitado…”, que denotan ciertas influencias del foco mudéjar sahaguntino.
El paramento exterior del ábside se organiza en tres niveles de arquerías elevados sobre un zócalo de mampostería y rematado todo ello mediante una sencilla cornisa de ladrillos en nacela. Cada cuerpo horizontal se estructura a base de arcos ciegos doblados de medio punto, separados entre sí los dos inferiores por una sencilla banda o friso de ladrillos en vertical. Por su parte el presbiterio, que permanece prácticamente oculto por las ampliaciones y reformas modernas, parece organizarse en base a una alternancia arco-recuadro común a otros muchos edificios mudéjares.
Por lo analizado hasta ahora parece ser que nos encontramos ante un edificio de obvio carácter rural que apenas si conserva otros vestigios de su primitiva configuración que su primitiva cabecera. Tan solo ésta, presbiterio y hemiciclo incluidos, responde a una cronología de hacia mediados del siglo XIII con influencias del importante foco mudéjar localizado en la cercana población de Sahagún, puesto que el resto parece ser el resultado de obras y reformas emprendidas a partir del siglo XVI. De ahí que Valdés Fernández lo incluya en la denominada “fase clásica sahaguntina”, caracterizada por su gran conservadurismo, y que lo sitúe en el segundo tercio del siglo XIII.