BIOGRAFÍAS Y CURIOSIDADES

AMBITO: ECONOMÍA Y DESARROLLO DE ACTIVIDAD EMPRESARIAL MUY RELEVANTE EN EL PLANO MUNDIAL

Pablo Díez Fernández,

Vegaquemada 1884* (Ribera del Porma, Vega de Boñar, León) – 1972 + Ciudad de México (Rep. México)

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CERVEZA FUNDADA POR UN ESPAÑOL

Coronita qlibertad-digitaluiere beatificar a Isabel La Católica

29 – 10- 2008

Pablo Díez, de origen leonés, es el fundador del mayor emporio cervecero de México. Sus herederos han empleado una cuantiosa fortuna en satisfacer sus últimas voluntades. El empresario español celebró cada uno de sus éxitos realizando una promesa, entre ellas, canonizar a Isabel La Católica.

Pablo Díez, fundador del mayor emporio cervecero de México.
Prelum

Los herederos de Pablo Díez, fundador del mayor emporio cervecero de México, han empleado una cuantiosa fortuna en satisfacer sus últimas voluntades. El empresario español labró su carrera siguiendo el surco de sus hondos valores religiosos y celebró cada éxito realizando una promesa. Sólo queda una por cumplir: canonizar a Isabel La Católica.

En las últimas memorias de Pablo Díez queda un instante perenne, su primera visita al santuario de la Virgen del Camino. «Este niño no tiene más madre que a ti -imploraba su tía Ceferina- y te ruego, Madre Divina, que le tomes bajo tu protección y le ampares para siempre».

Tenía seis años y desde los tres era huérfano. Nació en Vegaquemada (León) en 1884 y su infancia fue la historia de la misérrima España rural de la época. Las labores del campo, el calor de la iglesia y las patatas cocidas de cada día eran todos sus recuerdos de aquel pueblo.

Siendo todavía niño, los padres dominicos se hicieron cargo de su educación y de su sustento. Por entonces, sólo tenía dos ocupaciones: estudiar latín y humanidades, preparándose para la vida religiosa. A los 16 años Pablo era ya Fray Pablo. Cuatro años de oraciones en el monasterio de Corias fueron alimento suficiente para el espíritu; entonces, decidió embarcarse a la aventura del Nuevo Mundo.

Aunque antes de emprender el viaje visitó por última vez a la Virgen del Camino para pedirle protección y prometerle recompensa en cuanto la fortuna le sonriera.

Coincidiendo con los primeros años de la Revolución Mexicana, Pablo Díez llega a la capital del país y comienza a trabajar en una pequeña hacienda como ayudante de contabilidad. Al poco tiempo establece su primer negocio, una panadería llamada La Primavera, y poco después se asocia a unos compatriotas para fundar la primera fábrica de levadura comprimida de México, Leviatán S.A.

El nacimiento de un emporio

Esta sociedad serviría de germen para constituir el 8 de marzo de 1922 la Cervecería Modelo S.A., que a partir de 1925 comienza a comercializar las marcas Modelo, Corona y Negra Modelo. Ese mismo año se inaugura de manera oficial la fábrica de la compañía, hecho del que se haría eco el diario El Sol:

«La inauguración de esta hermosa fábrica tuvo efecto el día 25 de octubre de 1925, a la que concurrió el presidente de la República Mexicana, señor don Plutarco Elías Calles, acompañado de todo su gabinete, además de todas las personalidades en los negocios, finanzas e industria, e innumerable cantidad de público».

Tras los agitados años de la Revolución, México se hunde en una severa crisis económica que a punto está de llevarse por delante a la Cervecería Modelo. Entonces es cuando el leonés se hace con la mayor parte de las acciones y con el control absoluto de la compañía. Bajo las riendas de Pablo Díez, la cervecera experimenta un galopante proceso de expansión: compra antiguas factorías, instala nuevas y diversifica su gama de productos hasta copar el mercado.

Cervecería Modelo fabricaba sus cervezas con el lúpulo escogido de Bohemia y Saaz, y la malta llegaba de las mejores cosecheras de Alemania y Estados Unidos. Don Pablo, así lo conocerían los mexicanos, apuesta por la innovación y Modelo se hace con una avanzada maquinaria de envasado y enfriamiento para adentrarse en nuevos mercados.

La empresa Modelo

El Grupo Modelo no dejaba de ganar adeptos y de desbancar a competidores, hasta hacerse con el indiscutible trono de la cerveza en México y convertirse en uno de las bebidas más importadas por EEUU.

El emporio que lideraba Don Pablo representaba algo más que una institución; producía millones de hectómetros cúbicos de cerveza al año y daba trabajo a decenas de miles de personas. Y no a cualquier precio: Pablo Díez hizo de sus convicciones morales y religiosas un código deontológico en el que debían primar, por encima de los beneficios de la empresa, las condiciones laborales de los obreros y la prosperidad de sus familias.

En febrero de 1954, la Confederación de Trabajadores de México calificó como «la más grande victoria proletaria de los últimos años» el reparto de utilidades mediante el que la Cervecería Modelo recompensó el esfuerzo anual de sus trabajadores.

Gran parte de los beneficios de la compañía revertían en obras de carácter social y benéfico: hospitales, escuelas, centros para ancianos e iglesias dedicadas a la Virgen de Guadalupe -coronada como la Reina del Trabajo por el mismo Don Pablo- florecieron por todo el país.

Lo prometido es deuda

Pablo Díez amaba a México como su propio país, aunque no se olvidaba de España y mucho menos de su patria chica, Vegaquemada. Allí, sus paisanos no lo olvidan, como benefactor de casi todas las obras civiles y religiosas que se construyeron en los últimos cuarenta años.

La iglesia, la escuela, el centro de salud, el polideportivo y hasta el alcantarillado salieron de su bolsillo. Además, el pueblo quedó por siempre ligado a México, ya que muchos de sus vecinos hallaron en este país un prospero futuro a la sombra de Don Pablo. Él repetía constantemente que quería para su gente lo que no había tenido en su niñez: un buen nivel de vida.

Tampoco se olvidó el afortunado empresario de su promesa a la Virgen del Camino, que desde 1961 cuenta con un nuevo santuario -obra del arquitecto Francisco Coello y del escultor Subirachs-, distinguido como uno de los edificios más relevantes del arte religioso moderno. De las últimas voluntades de Don Pablo sólo queda una por cumplir y en la que sus herederos llevan gastadas sin éxito cuantiosas sumas de dinero: la canonización de Isabel la Católica.

Hasta el momento, la familia de Don Pablo ha invertido varios millones de dólares en un extensa labor de investigación, que ha sido vertida en 42 volúmenes con 100.000 documentos inéditos recopilados por decenas de prestigiosos historiadores y teólogos movilizados, que intenta demostrar la santidad de la reina castellana y borrar la leyenda negra extendida por los judíos sefardíes.

Desde 2004, la empresa póstuma de Don Pablo espera un veredicto final de la Congregación para la Causa de los Santos del Vaticano.

El reinado de Don Pablo Díez duró de 1932 hasta 1972, el año de su muerte. Entonces le sucedió su sobrino político Antonio Fernández y a éste su hijo, Carlos Fernández, en 1997; ambos originarios de León. De los 250 empleados que formaron parte de la primera fábrica en 1925, Modelo da trabajo en la actualidad a más de 44.000 personas en todo el mundo. Hoy en día la marca Corona sigue siendo la cerveza más consumida en México, la más importada en EEUU y la cuarta más bebida del planeta.

El fenómeno Corona

El mayor acierto de Pablo Díez fue el momento elegido para introducir su cerveza en el mayor mercado del mundo. El 5 de diciembre de 1933 se deroga, tras más de una década de prohibición, la Ley Seca en Estados Unidos y un millón de litros de cerveza mexicana cruzan la frontera norte.

La popularidad de Corona comienza a extenderse rápidamente al norte del Río Bravo, sobre todo en los estados de Arizona, California, Nuevo México y Texas. La empresa de Don Pablo comenzó a explorar el terreno con estudios de mercado que revelaban una gran aceptación del consumidor estadounidense por la Corona: una cerveza que evocaba a las paradisíacas playas de México.

La cerveza mexicana hizo cambiar de latitud las preferencias de sus vecinos del norte -“Change your whole lattitude” fue su primer slogan– y a mediados de los 80 se convierte en la cerveza de importación con mayor crecimiento en EEUU.

Fue el llamado “fenómeno Corona”: “La cerveza que se apoderó del mundo” o “Corona; el misterio mercadológico mexicano”, eran algunos de los titulares que se podían encontrar en la prensa estadounidense.

En 1986, las ventas de Coronase habían elevado en un 170 por ciento y alcanzaba el segundo lugar de ventas entre las cervezas importadas en Estados Unidos. Sólo una marca superaba a la cerveza de Don Pablo: Heinneken. El reinado de la holandesa había comenzado en 1933 y no claudicó hasta 1997. Ese mismo año, Corona Extra se erigía por fin como la cerveza más consumida entre las 450 importadas en los EEUU.

¿Por qué en España se llama Coronita?

Numerosas teorías han corrido de boca en boca sobre la razón de por qué la cerveza Corona se llama en España Coronita. La más extendida se argumenta en que al ser éste un país monárquico, la Familia Real habría vetado el nombre por entenderlo una falta de respeto a la institución. Nada más alejado de la realidad y disparatado, a tenor de la larga lista de vinos y brandies españoles que se han apropiado de nombres de reyes y nobles.

La verdadera razón es que al desembarcar la cerveza mexicana en España en 1989, la marca ya había sido registrada. No fue por el tabaco- como también se ha especulado-, sino por el vino Corona de las bodegas Torres.

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Costea la construcción y gasto del actual Santuario de la Virgen del Camino (León)

https://es.wikipedia.org/wiki/Bas%C3%ADlica_de_la_Virgen_del_Camino

1024px-La_Virgen_del_Camino_01_Santuario_by-dpc WIKIPEDIAFoto gentileza Wikipedia

 

Antonino Fernández,

1917 * Cerezales del Condado (El Condado, Ribera del Porma, León) – 2016 +  Ciudad de México (Rep. México)

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El empresario leonés Antonino Fernández. Cerveza Coronita. Gentileza ABC – ICAL http://www.abc.es/espana/castilla-leon/abci-fallece-mexico-creador-cerveza-coronita-leones-antonino-fernandez-201608311723_noticia.html

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Castilla y León

Fallece en México el creador de la cerveza Coronita, el leonés Antonino Fernández

El empresario tenía 98 años de edad

ABC.ES León – Actualizado:

El empresario leonés, ex presidente del grupo Modelo creador de la cerveza Coronita, Antonino Fernández Rodríguez, nacido en Cerezales del Condado en 1917, ha fallecido este miércoles en su ciudad de residencia, México, a los 98 años, según han confirmado varias instituciones de la provincia, como el Ayuntamiento y la Diputación.

Antonino Fernández nació en la localidad leonesa de Cerezales del Condado el 13 de diciembre de 1917, siento el undécimo en una familia de 13 hijos, pero tras la Guerra Civil española trasladó su residencia a León, donde contrajo matrimonio con la ya fallecida Cinia González, sobrina del también empresario leonés Paco Díez.

En 1949, invitado por el tío de su esposa, Antonino se trasladó a México, donde comenzó a trabajar en el grupo Modelo, como empleado de almacén de dicha cervecería hasta que, tras desempeñar varias labores dentro de la empresa, llegó a dirigir la planta de Tacuba para, en 1958, coordinar la construcción de la Cervecería Modelo en Guadalajara, que llegaría a ser la tercera del grupo.

En 1971 Antonino Fernández sucedió a Pablo Díez como presidente del Consejo de Administración y director general de Grupo Modelo, continuando en ambos puestos hasta 2005 y 1997, respectivamente. Durante esta nueva etapa en el Grupo, fue creador de varias empresas, entre las que destacan Nueva Fábrica Nacional de Vidrio, Cebadas y Maltas, Inamex de Cerveza y Malta, Compañía Cervecera del Trópico e Industria Vidriera del Potosí.

Un filántropo

De forma paralela a su trayectoria dentro del Grupo, Antonino desarrolló una importante labor filantrópica en la que destaca el establecimiento en su natal León de Soltra, una empresa que se dedica a dar trabajo a jóvenes discapacitados y que llevó a México.

Su carrera empresarial y su labor humanitaria le ha llevado a recibir varios reconocimientos a lo largo de su vida, entre los que se encuentran las medallas de honor y de mérito militar, así como el nombramiento de Caballero de Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica y la Medalla de Oro de la Ciudad de león en 2005 año en el que obtuvo el reconocimiento de Empresario Leonés en el Extranjero.

En el año 2009, el empresario Antonino Fernández fundó en su pueblo natal, Cerezales del Condado, la Fundación «Cerezales Antonino y Cinia», con el fin de trasladar iniciativas rurales a los vecinos rurales de la zona.

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Empresarios filántropos

La lluvia de millones que el indiano de la Coronita dejó en su pueblo leonés

El presidente del fabricante de la cerveza mexicana fallecido este verano, Antonino Fernández, se ha desvivido por su pequeño pueblo, que ahora está pendiente de la generosidad de su herencia

Cerezales del Condado
http://economia.elpais.com/economia/2016/10/21/actualidad/1477036114_377068.html?id_externo_rsoc=FB_CC

Un pueblo casi nunca es demasiado pequeño como para no tener bar, pero sí puede sorprender llegar a Cerezales del Condado, provincia de León, 29 vecinos en invierno, y encontrarse con que éste se llama “Cantina” y exhibe un flamante cartel de Coronita, la cerveza mexicana. Si uno sabe el porqué no se sorprende, pero la verdad es que se trata de una historia poco conocida: el presidente durante tres décadas del fabricante de Coronita, fallecido este verano con 98 años, era de este pueblo, un inmigrante leonés que se fue a México en 1949. Antonino Fernández falleció el pasado 31 de agosto en México DF con su pueblo en el corazón, y solo hay que pasarse por Cerezales, a media hora de la capital leonesa, para comprobarlo.

No es exagerado decir que Fernández se ha encargado de mantener personalmente su pueblo, aunque estuviera a más de 8.000 kilómetros dedicado a sus negocios: le ha puesto una red de tuberías nuevas, con dos depósitos y captaciones que permitieron abastecer de agua a todos los vecinos, pues en 2006 algunos aún no la tenían asegurada; ha arreglado el cementerio y su carretera; ha urbanizado la plaza; ha restaurado la iglesia y la ermita… Maximino Sánchez, el dueño del bar, o cantina, enumera sus logros y los conoce bien, porque es el presidente de la junta vecinal: “Si no fuera por él este pueblo no sé cómo estaría, porque no tenemos un duro”.

La fortuna y la generosidad de Fernández han vuelto a ser noticia esta semana en León, donde es un personaje muy conocido. La prensa local ha aventurado que ha repartido como herencia entre sus numerosos familiares de la provincia cerca de 200 millones de euros, según El Diario de León. Don Antonino no tuvo hijos, pero era de una familia de trece hermanos y cuenta con multitud de sobrinos. En Léon se ha cotilleado mucho, claro, como si hubiera caído el Gordo. Su familia no quiere comentar el tema.

En todo caso, el amor de este indiano de Cerezales por su tierra habla por sí solo. Esta aldea modesta atesora también desde 2008 un centro cultural y de arte contemporáneo, la Fundación Cerezales, un proyecto de Fernández, y están construyendo otra sede todavía más grande, que se inaugurará en primavera. Obra de los arquitectos Alejandro Zaera Polo y Maider Llaguno, será una especie de pequeño Guggenheim rural de madera, con forma de granero, entre chopos, nogales y nidos de cigüeña. Dos matrimonios mayores, vecinos del pueblo que ahora viven fuera, recogían nueces el miércoles justo enfrente. Llenaron tres cestos, pero de peras y manzanas este año, nada. “A Don Antonino lo queremos muchísimo, por supuesto, por todo lo que ha hecho por el pueblo. Muchos tienen dinero y se lo guardan, pero él no, era muy buena persona”, cuenta Maruja.

Antonino Fernández.

La Fundación Cerezales, presidida por su sobrina María Rosa Juárez, ha expuesto obras de Serra y Chillida, fotografías de Cristina García Rodero y Chema Madoz, y en total organizó 110 actividades el año pasado. Atrajo a este rincón de León a más de 10.000 personas. Montan conciertos de jazz en la plaza en verano y de música clásica en las iglesias de la comarca, talleres para niños, conferencias. Un milagro en medio de los páramos del río Porma y el Curueño. La razón hay que buscarla casi un siglo atrás, cuando Fernández tuvo que dejar el colegio con 14 años, contra su voluntad, porque su familia no se lo podía permitir y necesitaba que ayudara en el campo. “Por eso, su mayor deseo era reabrir las antiguas escuelas del pueblo, que cerraron en los años cincuenta, para poder dar la educación que él solo pudo disfrutar en parte. El problema es que ahora ya no hay niños en el pueblo y entonces tuvo la idea de una fundación que realizara actividades culturales”, explica Lucía Alaejos, portavoz de la entidad. Este año, otro milagro: ha llegado una familia con dos niños, una excepción en la despoblación imparable de la zona. Solo queda gente mayor.

Don Antonino, como se le conoce por aquí, es un ejemplo de libro de los llamados indianos. Nacido en la pobreza en 1917, hizo fortuna en México al convertir a la empresa Modelo, fabricante de la cerveza Corona, en una de las líderes mundiales del sector, y nunca se olvidó de sus orígenes. Pero ni se ha levantado una mansión, ni ha plantado palmeras, ni ha aspirado a ser marqués. La casa familiar es la misma, decentemente arreglada, aunque ahora la antigua calle Real lleva su nombre. Tratándose de España, es reconfortante no encontrar ni rastro de envidias o alguien que hable mal de él. Es un caso amable de filántropo que quiere a su gente y es querido. “Era una persona excelente, muy tranquila, venía todos los veranos. Se tiraba dos meses por aquí, asistía a los aluches –los combates de lucha leonesa–, que le gustaban mucho, y hablaba con todos sin darse mayor importancia, intentaba ayudar a la gente”, relata Manuel Ferreras, alcalde de Vegas del Condado, cabeza del municipio que engloba a Cerezales y otras doce localidades.

Antonino Fernández sabía lo que era sufrir. Le tocó hacer la mili con 19 años justo cuando empezó la Guerra Civil, y se la hizo entera. En la batalla de Teruel, de los 900 de su compañía quedaron él y otros seis. En la posguerra consiguió empleo de policía municipal en León, hasta que se casó con Cinia González, de la más famosa familia indiana de la comarca, los llamados mexicanos de Vegaquemada. Su tío era Pablo Díez, uno de los fundadores de la Modelo en 1922, y se fueron para México a probar suerte en la empresa familiar. Fernández empezó desde abajo, y acabó de presidente en 1972, cuando murió Díez. Fue el artífice de la modernización de la compañía y su salto al mercado mundial, una aventura en la que llegó a sufrir un secuestro en 1977 durante el que le pegaron un tiro en una pierna. La empresa fue finalmente comprada en 2013 por la multinacional belga InBev Anheuser-Busch, líder del sector, por 15.400 millones de euros. Por cierto, que la Coronita solo se llamaba así en España por un problema de derechos con el nombre, un litigio que se solucionó este verano. Ahora es Corona a secas, como en el resto del mundo.

La labor filantrópica de Fernández, profundamente católico, tiene otro pueblo de referencia, La Virgen del Camino, muy cerca de Léon, donde se halla el santuario del mismo nombre. Pablo Díez ya financió la construcción de la moderna basílica en 1961, con esculturas de Subirachs, y Fernández ha continuado el mecenazgo. En el antiguo seminario de los dominicos, puso en pie en 2002 la empresa de servicios Soltra, que hoy da trabajo a 300 personas, el 93% discapacitados. “Ha tenido una relación especial con ellos, y ellos sentían esa cercanía, se ve cuando es auténtica. Hasta que estaba ya muy mayor venía todos los años, y transmitía una gran cercanía», dice José Antonio Idoeta, gerente de la compañía. Soltra tiene divisiones de marketing y gestiones administrativas, servicios de limpieza y jardinería, entre otros, y otra industrial de automoción y energía eólica. Idoeta tiene un recuerdo bien grabado de Fernández de sus encuentros: «No se preocupaba de lo material, sino de lo sentimental, sus valores no eran los habituales en un empresario”.

Costea la construcción y gasto Fundación Cerezales Antonino y Cinia  

http://www.leonvirtual.org/cultura/fundaciones-culturales/fundacion-monteleon/

Foto Marciano DL 9NOv 2014Foto Marciano Gentileza D.L. 9Nov 2014