«La vieja del monte» / «La vieya`l munti» / «La Viejalmonte»

senal-trafico-peligro-obras  Entrada en preparación, disculpen las ausencias temáticas temporales. Documentación: Héctor-Luis Suárez Pérez, Casa de León en Madrid.

«La vieja del monte»,

«La Viejalmonte»  / «La vieya`l munti»

Vieja del Monte ALGUNOS EJEMPLOS Y TESTIMONIOS EN LA PROVINCIA

Liegos, Montaña Oriental Leonesa, Comarca de Riaño

La vieja del monte

Relato narrado por Juan A. Gil Valbuena, de Liegos

http://casaruralcincoleyendas.es/leyendas/la-vieja-del-monte/

Cuando uno es niño en Liegos (Montaña Oriental de León) , tan pequeño como para tener prohibido casi todo, me refiero a un rapaz con una edad insuficiente como para no poder ir siquiera con los corderos, en ese tiempo, pues uno siente verdadera rabia por no poder ir al monte como los mayores. Que llegaba el buen tiempo y se formaban las beceras de vacas, pues el niño de casa cogía un berrinche porque él también quería ser pastor. Que llegaba el Sanmiguel y había que ir a por leña, pues ya estaba la madre o la abuela sujetando al rapaz para que no marchase con los hombres al monte. Que había que ir a por una cabra recién parida que no había vuelto a casa, pues otra llorera por no poder ayudar a buscarla. En definitiva, siempre que algún mayor de la casa iba al monte, el niño se tenía que aguantar las ganas y quedarse en el corral.

Pero a pesar de estos disgustos, había algo que hacía que mereciera la pena ser tan pequeño.  Era sin duda el momento en el que los mayores, cansados y sucios, volvían del monte:

– Ven acá, rapaz. ¿A que no sabes quién me preguntó hoy por tí?-

 Vaya si lo sabía. Llevaba toda la tarde pensando en ello. –¿Quién te preguntó por mí?-

– ¡Pues la Vieja del Monte! la encontramos atropando palos junto a la Canalina. Nos preguntó que donde andabas, que cómo no habías ido a por leña tú también, pero ya le dijimos que para otro año, que ya habrás crecido un poco más, ya podrás venir.-

En ese momento ya no importaba no haber ido. – ¿Y cómo es que la Vieja del Monte me conoce si nunca puedo ir a verla?-

Hombre, la Vieja conoce a toda la gente del pueblo, y además, a los rapaces os quiere mucho, y siempre pregunta a los mayores por vosotros. Aunque no os haya visto todavía, os conoce de sobra. Fíjate si sabe de tí, que me dijo que tenías que aprender a leer cuanto antes. Que si aprendes este año a leer, para otro ya te dejará tu madre ir al monte-

Lo de aprender a leer no entraba dentro de mis planes, pero bueno, si lo dice la Vieja del Monte… – ¿Y viste al lobo que tiene como si fuese su perro?-

– Sí, claro, siempre anda detrás de ella igual que un corderín, parece mentira que sea un lobo. ¿Pero, por qué no miras en el zurrón, a ver qué encuentras…?-

Ahora sí que se ponía uno contento. Dentro del zurrón había un paquete hecho con hojas de periódico que rezumaba grasa roja de chorizo. – ¿Esto es para mí?-

– Pues sí. Me dijo la Vieja que te bajase un cacho de chorizo del suyo para que lo probases. Y también un poco de pan que hace en su horno, y un trozo de queso de sus cabras. La verdad es que te tiene que querer mucho cuando te manda tantas cosas. Cuando yo era pequeño, a mí me mandaba un poco de pan blanco, a lo mejor untao de tocino, y sólo de vez en cuando… Se ve que a tí te mira con buenos ojos-

A esas alturas yo escuchaba con la boca llena y los ojos como platos, comiendo aquel chorizo tan rico. Y es que, aunque el chorizo que hacen en casa está muy bueno, el de la Vieja del Monte es el mejor chorizo del mundo mundial. El queso está bueno también, pero el pan, con lo famoso que es el pan de la Vieja del monte… ahí la Vieja no está tan fina. Siempre está entre duro y revenido, aunque vamos, no importa lo más mínimo, porque el detalle es lo que cuenta… y el chorizo cuenta todavía más que el detalle.

Hoy en día, como aprendí a leer y crecí un poco, ya conozco a la Vieja. Y lo cierto es que todo lo que me contaban mis mayores sobre ella era verdad. Y aunque no siempre, de vez en cuando me la encuentro por el monte, y echamos una parlotada, y me pregunta por los rapaces de casa, y me manda un cacho de pan con chorizo para ellos.

Relato narrado por Juan A. Gil Valbuena, de Liegos

Villacorta

http://villacortaleon.blogspot.com.es/2013/04/la-vieja-del-monte.html

Cuando éramos pequeños, recibíamos regalos de una señora muy buena que nuestros padres llamaban «La Vieja del Monte», aunque pronunciado «La Viejalmonte». Esta señora vivía por el monte de Villacorta, pero nosotros nunca la veíamos. No, no nos traía complicados juguetes ni aparatos electrónicos. Lo que de su generosidad llegaba a nosotros era acaso un rebojo de pan con sabor a tortilla, unos viruéndanos, un puñado de avellanas o tal vez unos gromos. Para nosotros, eran verdaderos tesoros.

Hace poco escuché una conversación en la que gente que pasaba ya de adolescente no había oído hablar de esta buenísima mujer. Una pena. Pues que sepáis todos que hubo temporadas en que residió en la chabola de La Majada de los Bueis, aunque no tenga pruebas para demostrarlo. Se afirma también que veraneó algunos años en Los Corrales y en las edificaciones de las minas de Las Praderas.

 

Siero Montaña Central Leonesa,

EL PAN DE LA VIEJA (D)EL MONTE: SIERO (LEÓN)

Publicado el 16/01/2014 por

Siero es un pequeño pueblo de la provincia de León situado en su zona noreste. Está ubicado en el cruce de dos riachuelos procedentes de los montes que circundan esta pequeño población que antaño vivía de la ganadería, a la que ayudaba una agricultura de subsistencia. Es, pues, zona rural, en la que han sobrevivido algunos de los mitos y leyendas que recorren las montañas de León de este a oeste y que explican algunas de las vivencias de sus habitantes. Una de estas leyendas –que no mito- es la de El pan de la Vieja el Monte, que con tanta pasión vivíamos los niños en Siero en los días que alguna de las veceras tocaba en casa. Son, por tanto, recuerdos de niñez, creídos a pies juntillas, como creíamos en los Reyes Magos o en el ratoncito Pérez

SIERO EN 1958

El gobierno institucional del pueblo recaía en la Junta Vecinal, elegida por el concejo en votación secreta para un periodo de cuatro años. Entre sus competencias estaba la de administrar los montes de utilidad pública propiedad del pueblo, y que eran el 431 llamado Rollo y Valdemolinos y el 433 denominado Valdeguiza. El pasto, la madera y la leña de dichos montes era de aprovechamiento comunal, regido por las normas que el concejo había dispuesto en sus ordenanzas.

Como ya dije antes, la principal fuente de riqueza era la ganadería en sus diversas especies: vacuna, ovina, caprina y caballar. El aprovechamiento de los pastos comunales se realizaba por medio de las veceras, o lo que es lo mismo, las reses de cada especie y categoría formaban un rebaño que era llevado a los pastos por uno o varios pastores. Según el tipo de ganado, cada propietario cuidaba el rebaño el número de días que le correspondía en función del número de reses que tuviera. Los ganaderos estaban agrupados en la llamada Sociedad de Ganaderos, regida por la Junta de Ganaderos, elegida el día uno de enero de cada año. Dicha junta era la que aplicaba las normas que regulaban el funcionamiento de las veceras y el cuidado de los toros.

Ahora quiero centrarme en la vecera de las cabras. Por cada cuatro cabras se guarda el rebaño un día. Normalmente un solo pastor era el que por la mañana, después del pertinente toque de campana, siempre con la pequeña y no con la grande y antiguamente con el turullo, sacaba de su cuadra sus cabras, se dirigía al salido en La Llama y después de que se hubieran congregado allí todas las de la vecera comenzaba su guía y cuidado hasta su regreso al ocaso del sol.

El pastor tenía tres acompañantes: su perro carea, y sus dos guardines mastines, el Cholo y el Chato, protegidos sus cuellos con punzantes carrancas. Como debía pasar todo el día fuera, llevaba su merienda en la vieja y usada zurrona de piel de cabra, colgada del hombro y acomodada en la espalda. Uno de los componentes indispensables era el pan, envuelto en el áspero papel de estraza.

La mañana iba transcurriendo por diversos parajes: Gonzalo, el collado san Miguel, Los Vallejos, Campososas,  Albao, Las Solanas… hasta llegar al mediodía a La Corona -en otro tiempo, asentamiento cántabro-, donde bajo seculares robles sesteaban las cabras, comía la merienda el pastor y el Cholo y el Chato tenían su ración de leche recién ordeñada y depositada en sendos cuencos tallados a navaja en el lomo de una vieja raíz que se había liberado de la presión de la tierra.

Según el relato popular, en la ladera que mira hacia el arroyo de Las Solanas, había una gran cueva habitada por una vieja, viejísima mujer –nunca se llegó a saber su edad- , toda vestida de negro, con un mandil de fondo negro recorrido por rayas grises, que tenía como misión amasar oscuro pan de centeno para el pastor y para que llevara de regalo a sus hijos pequeños. Todavía se pueden ver restos pétreos en esta ladera y que bien pudieran haber formado parte de la hornera en la que nuestra Vieja del Monte horneaba diariamente su pan. Como contrapartida, el pastor debía proveerla de leña para realizar el siguiente amasado y para caldear su cueva en las frías noches de la montaña.

La pérdida de fuerza del sol indicaba a las cabras que era hora de abandonar la siesta e iniciar el regreso a casa, entreteniéndose en ramonear ora unas verdes hojas de roble albar, ora lustrosas hojas de avellano, ora sabrosas hojas de espino o de zarza, ora… Así pasaban la tarde siempre acompañadas por el pastor, el carea y la siempre vigilancia del Cholo y el Chato para hacer saber a las fieras del monte que la vecera tenía amo y que la volverían íntegra a casa.

A la caída del sol, las cabras volvían al pueblo y se dirigían a sus respectivas cuadras. Labor era de los niños encerrarlas, buscar a las rezagadas y ayudar en el ordeño sujetándolas por los cuernos mientras eran ordeñadas. Igualmente, había que echar a mamar a los chivos y, una vez terminada su alimentación, volverlos al cortijo.

Cuando tocaba la vecera de las cabras, esta labor se realizaba más deprisa que nunca, porque había que ir corriendo a casa donde ya nos estaba esperando el pastor, que no era otro que nuestro padre. Ya se había quitado los pesados zapatos, los zajones y la chaqueta de pana y descansaba de la larga jornada sentado en la esquina del banco de madera, reservada al pater familiae. A su lado estaba su acompañante: la zurrona. Al entrar en la cocina, la primera pregunta no se hacía esperar:

– Padre, ¿me ha traído algo la Vieja el Monte?

– Yo creo que sí, mira en la zurrona, a ver qué hay en ese paquete envuelto con papel de estraza.

Los nervios atenazaban la apertura de la zurrona, cerrada por una correa atada con su hebilla a una de las paredes. Allí había un pequeño envoltorio marrón, que sacado a la luz era desnudado rápidamente apareciendo un trozo del oscuro pan de centeno.

– Eso es para ti, hijo. Me lo ha dado la Vieja el Monte.

No duraba mucho tiempo. Los pequeños dientes lo iban haciendo pedazos a mordiscos, que sabían diferente al pan habitual, aquel que la madre cada quince días amasaba en la hornera con leña de haya.

– ¡Qué rico está este pan, padre! Cuando vuelvas a ver a la Vieja el Monte le das las gracias y le dices que no se le olvide darte otro trozo de ese sabroso pan que hace en su horno de La Corona.

P. D. Según otros relatos montañeses, nuestra Vieja del Monte era más pobre que sus vecinas, ya que estas daban a los pastores para sus hijos no solo pan, sino también otras viandas como queso y chorizo, todo ello sacado de su matanza y de su quesería.

P. D. Este relato ya no tiene vigencia, porque hace años que desaparecieron las veceras de las cabras y con ello la Vieja del Monte tuvo que mudarse de lugar para poder sobrevivir. No se sabe a dónde se dirigió.

 

Llombera de Gordón, Montaña Central Leonesa, Comarca de Gordón en el Alto Bernesga.

http://www.llombera.es/vieja_monte.htm

Vieja del Monte Web LLombera

La Vieja del Monte / La Vieya del Monte

MITOLOXÍA  POPULAR DEL REINU DE ḶḶIÓN, Nicolás Bartolomé Pérez, Llión, Asociación Cultural Faceira, 2013 (p. 97).

La Vieya del Monte

La Vieya del Monte, ilustración d’Alberto Álvarez Peña.

El romanista alemán Gerhard Rohlfs estudióu en diferentes culturas europeas la esistencia d’un antiguu mitu que, d’alcuerdu cona sua investigación, personificaría determinadas fuercias de la naturaleza tanto benéficas como maléficas, adoptando nomes, características ya rasgos parecidos nas tradiciones populares d’Europa. Rohlfs chamóu a esti numen Vetula, palabra latina que significa “viecha”, que yía como s’imaxina a esti ente. Esta denominación esplícase porque Rohlfs centróu’l sou estudiu nos países románicos ya d’esa designación derivan muitos de los nomes romances de las manifestaciones del mitu. Sin embargu, l’ambitu de las creyencias relativas a la Vetula estiéndese acul.lá de la Europa románica p’alcanzar prácticamente a todu’l continente ya a tódolos sous grupos l.lingüísticos ya culturales. Dalgunas de las más interesantes manifestaciones de la Vetula aparecen no reinu de L.lión, especialmente las referidas al arcu la viecha ya a la mítica Viecha (Vieja, Vella, Vieya, Viella) que vive en ciertos montes ya cuevas del nuesu territoriu.

 

La Vieja del Monte. La bruja buena de los montes leoneses

Nicolás Bartolomé Pérez / Emilio Gancedo, Diario de León, edición de 12-I-2014

la vieya

 

La vieja, ‘la güela’ o ‘la vieya’ es un personaje benévolo de la mitología leonesa que daba alimentos a los pastores para que se los llevaran a los más pequeños de la casa. Una especie de ‘Papá Noel’ o de ‘Olentzero’ femenino y muy nuestro

Hay un conjunto de personajes mitológicos que aún hoy gozan de vitalidad, es decir, que cuentan todavía con una legión de creyentes que asumen sin problema alguno su existencia real. Lo hemos podido comprobar recientemente cuando unos entes míticos y bonachones que viven en lejanas tierras han traído a nuestros niños regalos en un momento concreto del año, y todo gracias a la intermediación cariñosa de padres y familiares. Nos estamos refiriendo a los Reyes Magos, que vienen de Oriente, a Papá Noel, que vive en el Polo Norte, al Olentzero de la tradición vasca y navarra, viejo carbonero que baja del monte para anunciar la Navidad con regalos para los más jóvenes, al tronco de Navidad de las tradiciones catalana (tió) y aragonesa (tronca), que es un leño humanizado que golpean los niños y reparte regalos también en Navidad, o a la figura de la Befana de las tierras italianas que aparece en la víspera del día de Reyes para distribuir presentes entre la infancia.

En la tradición leonesa también encontramos un personaje bondadoso que vive apartado de la sociedad pero que siempre se acuerda de los niños, a los que envía pequeños obsequios a través de sus padres: es la Vieja del Monte, entidad legendaria, genuinamente leonesa, bien estudiada por José Luis Puerto. La Vieja del Monte es la denominación más generalizada de este mito que se extiende por todo el norte montañoso de León, aunque a veces tiene nombres locales como el de la Güela, en Candanedo de Fenar (municipio de La Robla), entre otros. Casi siempre se presenta como una panadera que vive en una peña o cueva en el monte y que tiene una cueva anexa a su morada que utiliza como horno; es en él donde amasa pan para los niños de los pueblos cercanos y a quienes se lo envía a través de padres y familiares a la vuelta de su jornada en el campo.

Este pequeño rito de dar a los niños los restos del almuerzo o merienda que los labradores y pastores llevaban al campo es denominado en algunas zonas leonesas pan de paxarines o pan de pajarines, o pan de raposa. Algunas tradiciones sobre este personaje, por ejemplo, las que se cuentan en Salamón (municipio de Crémenes), nos indican que se trata de un ser amable con quienes se aproximan a su lugar de habitación y que conoce muy bien la naturaleza y a todos los animales y plantas, e incluso es frecuente encontrar herbívoros salvajes pastando cerca de ella sin miedo. Y en el desaparecido pueblo de Lodares los rapaces esperaban con ansia la llegada de los mayores por la noche, y los recibían con preguntas del tipo: «¿Qué nos trajo la Vieja?», quedando maravillados al ver los trozos de pan, queso o embutido que les había dado la señora para ellos.

Este entrañable mito tiene además un interés notable; de hecho quizá sea la figura mitológica leonesa de orígenes más remotos, pues destacados lingüistas europeos como Gerhard Rohlfs o Mario Alinei han estudiado en las lenguas y folclores de toda Europa la existencia de un antiguo mito común a casi todo el continente que se muestra de múltiples formas y que remite siempre a una Magna Mater benefactora y señora de la naturaleza que es imaginada en las culturas populares europeas como una mujer vieja. Una de las figuraciones de esta deidad ancestral es el arco iris que se vincula a este ente en varias lenguas de Europa, como la leonesa, en la que este fenómeno meteorológico es designado como arcu la vieya (arco de la vieja) o cinta la vieya (cinturón de la vieja, en la variedad leonesa de Sanabria) He aquí, pues, el conjunto de características de la Vieja leonesa: vive en la montaña, se manifiesta en el cielo como el arco iris, es hilandera y se relaciona también con la luna, configurándose como un un personaje legendario que hunde sus raíces en estratos culturales antiquísimos pero cuyo recuerdo se ha conservado como un tesoro en la tradición de la sociedad rural leonesa hasta nuestros días.

 En otros territorios

Euskadi Álava

http://www.euskonews.com/0695zbk/gaia69501es.html

Mitología en Álava

Imanol BUENO BERNAOLA
Aitor VENTUREIRA SAN MIGUEL

Una preciosa leyenda especifica de Álava, y más concretamente de Zuia, nos habla de La Vieja del Monte:

Es un ser mítico que velaba por carboneros, leñadores y en general por quienes trabajaban en las montañas, y que vivía en el tronco de un haya hueco. Era costumbre, que cuando el padre acudía a trabajar al bosque, guardara en el zurrón un trozo de pan de su propia comida. Al anochecer, al regresar a casa, se lo daba a los niños, mientras les contaba que la Vieja del Monte, en forma de niebla, había depositado el pan en su zurrón. Para los niños era un regalo mágico e impagable.

 

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Sergio González Ferrero – 28 de diciembre de 2015

Uno de los objetivos de la Concejalía de Cultura en esta legislatura es dar a conocer y revivir las tradiciones leonesas

http://www.astorgadigital.com/la-vieja-del-monte-visitara-astorga-para-repartir-sus-panecillos/75152

La ‘Vieja del Monte’ visitará este martes la Biblioteca municipal de Astorga a las 19:30 horas. Todos los niños y niñas de la ciudad podrán acercarse para conocer esta historia centenaria  y para  recoger uno de sus pequeños panes.

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Uno de los objetivos de la Concejalía de Cultura en esta legislatura es dar a conocer y revivir las tradiciones leonesas con las que compartieron infancia y madurez varias generaciones. Tras la celebración del Magosto y Filandón del Cuélebre el pasado mes de noviembre, María Emilia Villanueva, concejala del área, vuelve a dar un paso más hacia la mitología leonesa, acercando a los astorganos uno de los personajes más arraigados en el pasado, la ‘Vieja del Monte’.

Con motivo de las fiestas navideñas, la Vieja, “la vieya” o “güela”,dejará atrás su espacio onírico y se acercará a la ciudad de Astorga para celebrar con los más pequeños un momento único. Será en la tarde del 29 de diciembre, cuando se muestre que la tradición aún mantiene en su memoria a un personaje bonachón y entrañable que hizo llegar miles de panecillos a los niños y niñas a través de sus padres.

LA ‘CONTRA’ DEL DIARIO

Alianza del ramo y la Vieja

La asociación cultural Montaña de Vadinia lucha por divulgar los rasgos del personaje mitológico de la ‘Vieja’l Monte’ y otorgarle un papel destacado en la Navidad leonesa.

Emilio Gancedo. León.  D.L. 26/11/2016 

http://www.diariodeleon.es/noticias/contraportada/alianza-ramo-vieja_1117673.html

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Rodeaban antes los rapaces al pastor, o al padre que venía con el rebaño de los puertos, y le asaltaban con una única pregunta: «¿Qué te dio la Vieja’l Monte pa nosotros?». Y el paisano sacaba entonces del zurrón unos cachos de pan, o un trozo de tocino, o una rodaja de chorizo —pobres regalos— y los repartía entre la chiquillería, que recibía aquellos presentes maravillada y sumida en cavilaciones sobre la vida silvestre que llevaría aquella mujer, tan enigmática como generosa.

Muchos son quienes aún se acuerdan de ese personaje mítico leonés —y les conduce a sabores y rostros de la niñez—, pero particulares y colectivos como la asociación riañesa Montaña de Vadinia quieren que se conozca aún más, por lo que llevan años difundiendo sus peculiaridades. «Como novedad de este año ya pueden verse, en tiendas de León, carteles explicativos repartidos por voluntarios amantes de nuestras tradiciones, así como comprar muñecas de trapo, de 40 centímetros, con la figura de la Vieja del Monte, hechas a mano por una artesana de Ponferrada», comunicaron.

Y es que, aunque la Vieja o Vieya, según zonas (la tradición se conserva más firme en los valles de la Montaña Oriental y Central), daba regalos a los niños, vía pastores y paisanos, durante todo el año, la citada asociación pretende reforzar su presencia en Navidad, al modo de un Papá Noel leonés. «Ya lo hace desde hace años en el pueblo de Prioro, cuando en esas fechas una vieja buena reparte pastas y caramelos a todos los niños, al lado del belén de la localidad», ejemplificaron. Y recordaron los detalles de esta especie de «alma máter de la naturaleza, protectora y benévola, que tiene manifestaciones por muchos lugares de Europa». «Es una vieja que gasta pañuelo negro a la cabeza, blusa negra y dengue granate pajizo, saya verde con tiras negras y mandil blanco con adornos negros. Calza madreñas y lleva una media blanca y otra negra —explicaron—. Y vive en una cueva del monte con un horno donde amasa el pan que luego dará a los pastores».

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TRADICIONES | REINO DE LEÓN

La Vieja del Monte vuelve por Nochebuena

La muñeca de trapo de la tradición leonesa ya se puede adquirir en los comercios leoneses para que junto al ramo leonés adornen los hogares por navidad.
Archivado en: PARTICIPA · TRADICIONES
| jueves, 24 de noviembre de 2016, 20:48
http://www.diariovadiniense.es/texto-diario/mostrar/539119/vieja-monte-vuelve-nochebuena

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La Vieja del Monte, con cría de rebeco, en “la Camperona”. https://elsilbidodelgocho.wordpress.com/2015/05/27/la-vieja-del-monte-de-cinco-leyendas/ Foto Juan Valbuena

En la tradición leonesa también encontramos un personaje bondadoso que vive apartado de la sociedad pero que siempre se acuerda de los niños, a los que envía pequeños obsequios a través de sus padres: es la Vieja del Monte, entidad legendaria, genuinamente leonesa.

¿Quién es la Vieja del Monte?

Es una figura de la mitología del Reino de León, que hunde sus raíces en tiempos precristianos, como un alma mater de la naturaleza, protectora y benévola, que tiene manifestaciones por muchos lugares de Europa.

La Vieja del Monte en una vieja bonachona que vive en una cueva en las montañas de León. Tiene un horno en una cueva anexa a la suya, donde amasa el pan que luego entregará a los padres para que se lo den a sus hijos al llegar a casa, después de su jornada de trabajo en el campo. En ocasiones regala trozos de chorizo, tortilla, queso o avellanas. Solo los mayores pueden verla, aunque ella conoce perfectamente a cada niño y niña del pueblo. Vive rodeada de los animales salvajes en sintonía y hay quien dice que tiene un lobo, como si fuese su perro dócil.

Viste pañuelo negro a la cabeza, blusa negra y dengue cruzado al pecho granate pajizo, saya verde con tiras negras y mandil blanco con adornos negros. Calza madreñas, lleva una media blanca y otra negra y unos pendientes con forma de viejos aros de plata.
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Son muchos los pueblos leoneses donde, los ahora adultos, recordamos la llegada de nuestros padres del monte y la ilusión que nos hacía rebuscar en su zurrona para ver lo que nos mandaba la Vieja del Monte. En la toponimia se conservan infinidad de lugares con los nombres de Pico la Vieja, Peña La Vieja, Cueva la Vieja…..etc. y el mito se extiende por todas las comarcas del Reino de León.

Diversos autores han estudiado la figura de este mito leonés, entre ellos el alemán Gerhard Rohls, Nicolás Bartolomé Pérez en su libro Mitoloxía Popular del Reinu de Llión, artículo de María Luisa Liébana Alonso en la Revista “La Voz de Salamón”-León), José Luís Puerto en la revista Tierras de León nº 120-121. La imagen que se adjunta es diseño de Alberto Alvarez Peña.

 

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